lunes, 6 de febrero de 2012

Convertido del Islam al cristianismo abre una escuela cristiana

Convertido del Islam al cristianismo abre una escuela cristiana

Convertido del Islam al cristianismo abre una escuela cristiana
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02 de Febrero del 2012
Uganda.- Hassan Muwanguzi, un ex musulmán en Uganda, que perdió su trabajo y a su familia a causa de su fe cristiana, está agradecido después de combatir el ataque más reciente.
el cual fue un intento de musulmanes que quisieron encarcelarlo y cerrarle la escuela cristiana que fundó donde comenzó impartir clases, publica Compass Direct News.
Muwanguzi, se convirtió al cristianismo hace 20 años, en el 2003, su familia lo echó de su casa, y los musulmanes enfurecidos lo golpearon. Su esposa, lo abandonó ese mismo año y luego perdió su trabajo como profesor en la Escuela Islámica de Nankodo, cerca de Pallisa.



Sin dejarse intimidar, hace un año abrió una escuela cristiana, Grace Internacional Primaria y Preescolar, en el distrito de Kajoko, Kibuku, a 27 kilómetros (17 millas) de la ciudad de Mbale, un área con una población de 5.000 habitantes, lugar donde predomina el islamismo.


Indignado por su audacia, un profesor islámico, llamado Sheikh Hassan Abdalla, presentó una denuncia falsa en contra de Muwanguzi, afirmando que había “contaminado” a su hija, una menor de edad.


Junto con sus compatriotas musulmanes, Abdalla, presentó una demanda en la corte del magistrado en Palissa-Kalaki, y una orden de arresto contra Muwanguzi, publicada el 1 de abril.


Fue encerrado durante tres semanas


“Después de 48 horas, me llevaron a la corte, y el juez leyó los cargos contra mí y me preguntó si conocía el caso”, dijo Muwanguzi. “Yo le respondí que no tenía conocimiento de tales cargos. Le pedí una fianza judicial, pero el juez insistió en que una fianza sólo se podía dar después de escuchar al demandante”.


Muwanguzi, luego fue enviado a la prisión Kamuge. El 22 de abril, se presentó de nuevo ante el juez, pero el demandante no se presentó. Su abogado pidió su liberación.


Fue puesto en libertad bajo fianza y tuvo que pagar unos 600.000 chelines ugandeses (246 dólares). En su primera audiencia el 21 de mayo, el demandante no se presentó. Tampoco Sheikh Abdalla, en las audiencias el 25 de junio, 16 de julio y 13 de agosto, dijo Muwanguzi.
“El juez consideró que era una acusación falsa, por lo tanto, la demanda fue retirada”, dijo Muwanguzi. “Yo había sido sometido a humillación, pero me perdonó por el bien de mi evangelización cristiana en la zona”.


Muwanguzi, dijo que los musulmanes presentaron los cargos porque se había abierto una escuela cristiana en contra de los deseos de la mayoría musulmana.


Más de 235 niños que asisten a las escuelas provienen de hogares musulmanes, que son enviados con el consentimiento de sus padres musulmanes.


La Constitución y otras leyes protegen la libertad religiosa en Uganda, incluido el derecho de propagar la fe de uno y pasarse de una fe a otra.


Muwanguzi, ha ayudado a la zona donde enseña a mejorar sus prácticas agrícolas, capacitando a la comunidad a ser autosuficientes a partir de la siembra del tomate y berenjena en sus jardines, entre otros. También ha facilitado el suministro de semillas a las viudas y otras personas indigentes, incluyendo más de 100 musulmanes.


“No hay necesidad de más semillas e insecticidas para que los agricultores pueden tener buenos rendimientos”, dijo. “Esto les ayudará a ver que el cristianismo tiene algo bueno que ofrecer para mejorar sus vidas”, Muwanguzi.

Sin Santidad nadie verá al Señor

Sin Santidad nadie verá al Señor

Sin Santidad nadie verá al Señor
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04 de Febrero del 2012
Hna. Matilde Ortiz de Roman
"Hay muchos que reclaman cristianismo y piedad pero solo en la Iglesia o en cosas relacionadas con la religión. Pero a espaldas de ellas son tan libertinos, pervertidos y mundanos como el que más.
Caín fue tan religioso como Abel (...) No había diferencia en la apariencia, pero sí la había en la actitud..."

Santidad, palabraque desagrada al diablo, al desconocedor de Dios y a los cristianos ajenos a la realidad de una experiencia salvadora. Santidad- que suena a ridiculez, estrechez y extremismo al cristiano libertino y mundano. Santidad – que es mirada con menosprecio por el hombre que ama más los deleites y placeres que ha Dios. Pero que en el sentido claro y definido de la Biblia se relaciona con Dios, con el Cielo y con lo sublime. Santo, en el sentido de perfección absoluta solo lo es Dios. Santas tienen que ser aquellas cosas, fines y medios que se relacionen con Él. Santo, tiene que ser el hombre que reclame su paternidad. “Sin santidad nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).

Hay muchos que reclaman cristianismo y piedad pero solo en la Iglesia o en cosas relacionadas con la religión. Pero a espaldas de ellas son tan libertinos, pervertidos y mundanos como el que más. Caín fue tan religioso como Abel. Él también trajo una ofrenda a Dios. No había diferencia en la apariencia, pero sí la había en la actitud y disposición del corazón.

Ante el ojo humano los dos eran dos buenos religiosos; ante el ojo divino Caín era del maligno, Abel fue el santo que encabezó la gran nube de testigos que forman la lista de héroes de la fe del capítulo 11 de Hebreos. Y dice: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Hebreos 11:4).

Caín odió a Abel por su santidad, consagración y justicia. Porque la santidad, pureza y limpieza donde quiera que éstas se hallen son un desafío abierto al mal, mostrando que la gracia y la misericordia de Dios es suficiente para hacernos vencedores sobre el pecado. Y este desafío despierta el odio y venganza de aquellos que dominados por el mal no saben lo que es vivir vidas santas y victoriosas en Dios. Juan en su primera epístola escribe: “No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece” (1 Juan 3:12-13).

He ahí la razón de por qué muchos sienten pánico a la santidad. Porque significa romper sin componendas, sin alianzas, sin treguas con el diablo, el mundo y la carne. Porque significa crucificar nuestro yo, hasta reducirlo a un segundo plano y colocar a Cristo sobre un trono alto y sublime en el templo de nuestro corazón y proclamarle: “Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos, toda mi vida está llena de tu gloria”, porque implica vivir sobre las circunstancias, ambiente y gente que nos rodea. Porque requiere profundidad de convicciones, creencia arraigada, valor puesto a prueba, renunciamiento completo: y eso, hermanos míos, solo se consigue cuando el creyente tiene una experiencia real, personal y definida de un Cristo Salvador y Santificador. Cuando es un indagador sincero de la Biblia y un devoto de la oración. Jamás habrá santidad donde no hay devoción para la Biblia y la oración. “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24).

El cristiano santo vence el mal con el bien, las tinieblas con la luz. El cristiano mediocre, porque no tiene convicciones ni experiencia propia, se compromete, se mezcla, se corrompe. Jamás tiene valor para decir un NO rotundo a la tentación. Obedece como un autómata a los deseos de la carne yendo a parar con los muchos que siguen la senda ancha y espacios de la perdición. Luego tratan de encubrir sus deslices carnales con la filosofía diabólica y barata de: “pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Corintios 14:40). Cuando Pablo escribió esto, se refería al uso que gobierna los dones del Espíritu Santo, y no a tomar unos traguitos de licor; fumar unos cigarrillos, maquillarse con más o menos moderación, acudir al cine de vez en cuando, guardar rencores en el corazón. NO. Pero el diablo odia y aborrece la santidad e inspira ese mismo odio a los hombres y aun en los cristianos. Por qué crucificaron a Cristo, cuando aún el mismo Pilato confesó: “Yo no hallo delito en este hombre”. Cuando el pueblo testificaba: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”

¿Por qué sin piedad flagelaron su carne de pureza filial con el látigo, coronaron sus augustas sienes con espinas, taladraron sus virtuosas manos con los clavos, desgarraron sus bienhechores pies con el madero, y abrieron su amoroso pecho con una impía lanza? ¿Por qué cometió el hombre tan terrible villanía? Por la misma razón que Caín mató a Abel, que Herodías pidió la cabeza del Bautista; que apedrearon a Esteban; que apuñalaron a Santiago; que crucificaron a Pedro; que Nerón cercenó la cabeza de San Pablo y que la Roma imperial arrojó los cristianos a las fieras y a la hoguera.

Por la misma razón que una iglesia con pretensiones de única y escogida por Dios, pero libertina e impía en el Concilio de Constanza prendió fuego a Juan Huss atado a un poste en la plaza pública. Por la misma razón alquilaron a matones mercenarios para que asesinaran a Lutero a mansalva la noche antes de presentarse a la Dieta de Worms. Por la misma razón que Juan Bunyan languideció en una hedionda y corrupta prisión, privado del amor de los suyos, especialmente de su hijita ciega donde añoró con ansias abrazarla, pero impedido por los barrotes de aquella inmunda celda; y por la misma razón que Tyndale titiritando desde un calabozo de Inglaterra escribió suplicando a un inhumano comisario en un crudo invierno: “Si vuestra señoría me permitiese tener de mis pertenencias que vos retenéis, una polainas, una camisa de lana y un gorro para calentar mi cabeza”.

¿Por qué el que se dispone a servir en santidad de cuerpo, alma y espíritu padece sin razón aparente? Porque “la luz vino al mundo, y los hombre amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:19-20).

Pero a despecho de todo eso hay un llamamiento de Dios al cristiano a la separación. “Así que, hermanos os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Romanos 12:1). “Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:17-18).

Si hermano, el llamamiento más grande que Dios ha hecho es a ser Santos: No es lo que se ostente o se aparente ser. Es lo que se viva y se practique.

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoque el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19).

Instrumento escogido

Instrumento escogido

Instrumento escogido
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04 de Febrero del 2012
Rv. Luis M. Ortiz
“El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”, Hechos 9; 15-16.
Estas palabras fueron dichas por el Señor Jesucristo a Ananías mientras conversaba con Dios por la conversión de Saulo.

La primeramención de Saulo de Tarso la encontramos en el martirio de Esteban, leemos: “Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo”(Hechos 7:58). En ese tiempo, entre los judíos, una persona era joven hasta los cuarenta años. Saulo de Tarso era rector de la ley, era Rabí, para dar el voto a la muerte de Esteban tenía que pertenecer al sanedrín, el concilio o el consejo que gobernaba en materia religiosa, pues dice que Saulo consentía en su muerte, y para pertenecer a ese cuerpo que era el más elevado entre los judíos, debía tener más de treinta años, era la costumbre que los que tenían que iniciar el apedreamiento de un reo, eran los testigos en su contra y para apedrear a Esteban estos quitaron su túnica exterior y las pusieron a los pies de Saulo de Tarso, lo cual le señalaba como el dirigente de la oposición del Evangelio y de la persecución a los cristianos, y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él (Hechos 8:2).

Después de la muerte de Esteban, la persecución encabezada por Saulo de Tarso arrecio, pues nos dice el texto sagrado, que “en aquel día hubo una gran persecución contra la Iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por la tierra de Judea y Samaria, salvo los apóstoles”(Hechos 8:1). “Y Saulo asolaba a la Iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel”(Hechos 8; 3). Puesto que muchos cristianos fueron esparcidos por doquier, Saulo no satisfecho por perseguirlos en Jerusalén, quiso ampliar su radio de acción, y “respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén”(Hechos 9:1-2).

“Más yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió”(Hechos 9:3-9).

“Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor, y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco”(Hechos 9:10-19).

Y verdaderamente Saulo de Tarso, cuyo nombre en su conversión fue cambiado a Pablo, fue un verdadero instrumento escogido en las manos del Señor, en el camino a Damasco de las cenizas del terrible perseguidor, se levantó el gran paladín del Evangelio, el intrépido apóstol de los gentiles, el gran intérprete de Cristo, el más grande misionero, evangelista, maestro, pastor de toda la historia de la Iglesia.

Amados, el ministerio cristiano es la ocupación más noble y digna debajo del sol, el verdadero hombre de Dios es un instrumento escogido en las manos de Dios, y es la persona más necesaria en la comunidad, me refiero al verdadero hombre de Dios, no a la caricaturas, ni a los imitadores, ni oportunistas, ni farsantes, ni mercaderes del templo, que abundan en todas las vocaciones y profesiones, como el sacerdocio, la medicina, la abogacía, la docencia, la literatura, la legislatura, los ejecutivos públicos y privados, la política, la banca, la industria, pero quiero repetir que me refiero al verdadero hombre de Dios que los hay muchos.

Para poder reafirmar que el verdadero hombre de Dios es la persona más necesaria en la comunidad, el hombre de Dios es más necesario que el comerciante, porque este compra y vende, pero el hombre de Dios compra la verdad y no la vende. Es más necesario que el electricista, porque este conecta los cables para el servicio eléctrico, pero el hombre de Dios conecta al creyente con Dios, la fuente de la vida eterna. Es más necesario que el ingeniero, porque este crea y construye puentes, pero el hombre de Dios señala el camino y el puente de la fe, que es Cristo para llegar al cielo. El hombre de Dios es más necesario que el abogado, porque este defiende causas justas y causas injustas, pero el hombre de Dios defiende la causa más justa del tiempo y de la eternidad, eso es la salvación del alma.

Es más necesario el hombre de Dios que el juez, porque este juzga en cuestiones temporales de la ley humana, pero el hombre de Dios juzga en cuestiones eternas y espirituales de la ley divina. Es más necesario que el médico, porque este diagnostica y receta, algunas veces acierta, otras veces no, y otras veces hace daño en las enfermedades y causas físicas, pero el hombre de Dios siempre acierta en el diagnóstico que es el pecado, siempre acierta en la medicina que es la sangre de Cristo y en el resultado que es la vida eterna. El verdadero hombre de Dios es más necesario en la comunidad que el banquero, porque el capital de este es material y transitorio, pero el capital del hombre de Dios es espiritual y eterno.

Es más necesario que el publicista, porque este propaga noticias buenas y malas, pero el hombre de Dios propaga las buenas nuevas de la salvación en Cristo Jesús. Es más necesario que el catedrático universitario, porque este enseña ciencia que en pocos años quedan obsoletas y caducos, pero el hombre de Dios enseña la Palabra de Dios que permanece para siempre. Es más necesario que el agricultor, porque este siembra y cultiva la semilla para el sustento de la vida humana, pero el hombre de Dios siembra y cultiva la simiente que es la Palabra de Dios que sustenta la vida espiritual y eterna. Es más necesario que el político, porque este procura arreglar las condiciones en la patria terrenal, pero el hombre de Dios transforma al individuo y lo hace mejor ciudadano de la patria terrenal y ciudadano auténtico de la patria celestial.

El verdadero hombre de Dios es más respetado que cualquier otra vocación o profesión. La sociedad puede vivir y ha vivido sin la integración del átomo, sin astronautas, sin cohetes, sin naves espaciales, sin satélites, sin rayos láser, sin computadoras y sin ingeniería genética; pero de no haber habido un hombre obediente como Noé, la raza hubiera sido exterminada; de no haber habido un hombre de fe como Abraham, el plan de redención no se hubiera iniciado, de no haber habido un hombre tan manso como Moisés, el pueblo del cual había de venir el Mesías, hubiese perecido en el desierto; de no haber habido un hombre sabio y abnegado como Daniel, no hubiésemos recibido las revelaciones de la sucesión de los imperios mundiales, hasta el último de los dictadores terroristas, que es el anticristo.

De no haber habido hombres de Dios llenos del Espíritu Santo, como los apóstoles y los mártires, el Evangelio hubiese muerto al nacer en Jerusalén. De no haber habido hombres valientes como Lutero, la Biblia hubiese permanecido enclaustrada, polvorienta y prohibida para el pueblo y la fe evangélica hubiese sido ahogada en ríos de sangre de los mártires en las inquisiciones. De no haber habido un hombre de Dios decidido y consagrado como Juan Wesley, Inglaterra se hubiera aferrado a la anarquía y a la ruina. Y si no hubiera habido el Dios hombre, nuestro Señor Jesucristo, la raza humana en su totalidad desde Adán hasta el último mortal, hubiese quedado cautiva y perdida en el lago de fuego junto con Satanás y los demonios por toda la eternidad.

Han sido y son los verdaderos hombres de Dios, los instrumentos en las manos de Dios, que han sido y son la sal de la tierra y la luz del mundo, que resplandecen como luminarias en el mundo, que son columnas y apoyo de la verdad, linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable, de los cuales el mundo no es digno.

El propio Saulo de Tarso que pensaba entrar a Damasco, como el gran e invencible campeón contra los cristianos, tuvo que entrar ciego tomado de la mano, a buscar ayuda espiritual de un hombre de Dios, a Ananías, precisamente a quien él iba a perseguir.

10 excusas para no orar

10 excusas para no orar

10 excusas para no orar
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03 de Febrero del 2012
La oración cambia las cosas. Aunque la respuesta de Dios sea un “no” o un “después”, no hay cosa más reconfortante que la oración de fe. Y si esto es así, ¿por qué para muchos cristianos resulta tan difícil adoptar una rutina de oración?
A continuación una lista de 10 excusas para no orar.

1. “Estoy demasiado ocupado!”
(Jesús tuvo un ministerio lleno de horario, pero hizo tiempo para orar.)

2. “Yo no sé cómo hacerlo bien.”
(¿Y si sólo tratas de hablar con Dios como si fuera un amigo?)

3. “No funciona de todos modos.”
(No fue así como Jesús o la iglesia primitiva trataron.)

4. “La oración sólo nos cambia a nosotros, no las situaciones.”
(¿Quién te dijo eso? ¡Cambia los dos!)

5. “No sueno bien cuando oro”.
(La verdadera oración es una expresión del corazón, no un concurso de oratoria).

6. “Prefiero leer la Biblia más que orar.”
(Sin los dos sólo es una conversación de una vía)

7. “Dios no me toma en serio.”
(Sí, sobre todo si no hablas con él. ¡Empieza ahora!)

8. “Se siente raro”.
(Lo mismo sucede con la piel de una piña, pero sabe muy bien.)

9. “La gente puede burlarse de mí si me ven orar.”
(¡Bien! La persecución fortalece Mateo 5:11-12)

10. “Yo no sé por dónde empezar.”
(¿Qué tal si comienzas con la oración del Señor ?)

Diferencia entre religión y evangelio

Diferencia entre religión y evangelio

Diferencia entre religión y evangelio
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03 de Febrero del 2012
RELIGIÓN: obedezco, por lo tanto soy aceptado.
EL EVANGELIO: soy aceptado, por lo tanto, obedezco.
RELIGIÓN: La motivación se basa en el miedo y la inseguridad.

EL EVANGELIO: La motivación se basa en la alegría del agradecimiento.

RELIGIÓN: obedezco a Dios con el fin de otener cosas de Dios.

EL EVANGELIO: Obedezco a Dios para llegar a Él, deleitarme en él y parecerme a él.

RELIGIÓN: Cuando las circunstancias de mi vida van mal, me enojo con Dios o conmigo mismo, ya que creo que, al igual que los amigos de Job, cualquiera que esté bien merece una vida cómoda.

EL EVANGELIO: Cuando las circunstancias de mi vida van mal, lucho, pero sé que todo mi castigo cayó sobre Jesús y que, si él ha permitido que esto ocurra para mi formación, también ejercerá su amor de Padre en mi juicio.

RELIGIÓN: Mi vida de oración consiste en gran parte en la demanda y sólo se enciende cuando estoy en un momento de necesidad. Mi objetivo principal en la oración es el control de mi entorno.

EL EVANGELIO: Mi vida de oración se compone de tramos generosos de alabanza y adoración. Mi principal objetivo es la comunión con Dios.

RELIGIÓN: Mi identidad y la autoestima se basa principalmente en lo duro que trabajo o cuán moral soy. Miro por debajo a los que percibo como perezosos o inmorales a los cuales desprecio y me siento superior a “ellos”.

EL EVANGELIO: Mi identidad y la autoestima se centran en el que murió por sus enemigos y que fue excluido de la ciudad por mí. Soy salvo por pura gracia, por lo que no puedo mirar por debajo a aquellos que creen o practican algo diferente de mí. Es sólo por la gracia que soy lo que soy. No tengo ninguna necesidad interna de ganar argumentos.