jueves, 12 de enero de 2012

Ubicándonos en la Visión

Ubicándonos en la Visión

  Rev. Alberto Ortega

“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega”, Juan 4:35.
Nuestro Señor Jesucristo se sentó junto al pozo de Jacob, mientras los apóstoles fueron a la ciudad para comprar comida. Puede parecernos que fue el cansancio lo que detuvo a Jesús en aquel pozo; pero en realidad, Jesús no se quedó en el pozo a causa del agotamiento, sino para poder tratar a solas a la mujer samaritana. De haber estado rodeada por los apóstoles y sus prejuicios, la samaritana no hubiese llegado a la experiencia de salvación que tuvo en aquel encuentro con el Salvador.

Los apóstoles habían adoptado las posiciones comunes de aquel tiempo, las cuales consistían en un rechazo abierto hacia los samaritanos. Mientras el Señor estaba llevando a la mujer hacia el arrepentimiento y la fe, los apóstoles se hallaban comprando comida dentro de la ciudad. Entraron y salieron de Sicar con un cargamento de alimentos, pero, no ganaron ni una sola alma. Jesús no entró a la ciudad, pero, al ganar a la samaritana, toda la ciudad salió a su encuentro: “Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él” (Juan 4:30). Los discípulos regresaron de su “misión” con lo que fueron a buscar: “comida”, mientras que nuestro Señor Jesucristo, sin haber puesto un pie en Sicar, cumplió con su “misión” sacando a toda la ciudad para salvación: “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él…” (Juan 4:39).

Mientras Sicar estaba siendo sacudida, los discípulos, ajenos a lo que estaba sucediendo en la ciudad, persistían en que Jesús comiera. Aquellos hombres estaban fuera de la visión que Jesús tenía, y por ese mismo motivo no alcanzaban a entender las palabras y las explicaciones del mismo Señor. Los detalles que Jesús fue añadiendo, seguían sin tener sentido para ellos. Entonces empezaron a buscar explicaciones sobre el por qué Jesús no quería comer: “Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?” (Juan 4:33). Cuando estamos desubicados en la visión aun las mismas palabras de Cristo no nos traen luz, y no podemos entender lo que Dios nos dice; porque no estamos mirando lo mismo que el Señor.

Ubicarnos correctamente en la visión nos llevará a ser eficaces, operantes y productivos en la misión que trae toda visión. Dios nos llama al altar del compromiso para poder impartirnos la visión que va a provocar el compromiso. Muchas visiones nacen y se producen en el corazón del hombre, pero, ¡cuán buena es aquella visión que nace en el corazón de Dios! Esa es la que tendrá resultados positivos, estables, duraderos y eternos.

Sicar conoció un avivamiento porque una mujer, destruida por el pecado y la lujuria, entró en la visión restauradora del Señor. Vivió por años apartada de Dios, desubicada, entretenida por unas ideas religiosas que no la convencían de pecado y la mantenían en su descarrío. Pero, ese día feliz, yendo al pozo de siempre, con las mismas ideas y posiciones, se encontró con Jesús.

¿Anda desubicado en la visión? ¿Está luchando en su desubicación y no sabe lo que tiene que hacer? Siéntese al lado del Señor, y deje que Él le enseñe con sus palabras lo que usted tiene que hacer. Él le va a guiar por una senda segura. Si no tiene a Cristo en su corazón, este es el momento de ofrecérselo al Señor. Amado hermano hay paz en el Señor. Si está sintiendo que su vida está moviéndose fuera de los propósitos de Dios, es tiempo de ubicarse dentro de la voluntad del Altísimo Dios. Dios le bendiga.

Fuente: www.impactoevangelistico.net
www.betheltv.tv

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